La Novela : Cosas que dan...Miedo

Capítulo 1_Qué fué?
Esta es es la casa que siempre nos dió miedo.Pero, tambien nos sentíamos invitados a entrar en ella, 
o por lo menos arrimarnos a mirarla lo más cerca posible,
quién se iba a animar?
Aunque no nos parecía tan fea ni tan terrorifica como nos quisieron convencer los grandes.

Hasta que una tarde...
lo decidimos, entraríamos, a ver qué pasaba y listo.
Por supuesto alguno llevó agua bendita, por si acaso.
La noche se apuró y tambien por si acaso prendimos una fogata, 
no vaya a ser que nos quedaramos sin ninguna luz...
Nadie tenía  miedo 
o por lo menos lo disimulaban.
Alguno dijo que el único miedo era...que todo aquello que decían los mayores pudiera ser cierto.
Entramos, y ellos salieron
como buscando una libertad a la que no estaban acostumbrados,
se chocaban entre todos, el espacio les quedaba grande luego de salir de la casa; y nosotros solo los mirabamos irse, ellos salieron.
Nosotros no sabíamos si saldríamos de ahí.

Y así fué que ya estabamos dentro, la casa parecía haber quedado vacía,
la verdad es que ninguno de nosotros creíamos eso.
Y como siempre pasa, un ruido, un chillido bajito y lamentoso,
fuimos acercandonos al lugar de donde provenía y allí estaba, escondido pero como
quien quiere que lo vean, como si nos hubiera estado esperando.

No teníamos la más absurda idea de qué era, nos parecía espléndido,
su brillo, las luces que despedía, las cobras que le rodeaban
y ese ruido?, jamás podía descubrirse de donde le salía.
Qué era? por qué no nos animabamos a tocarlo?
Era algo bello pero tan frío que ponía distancia o respeto.
Ahí lo dejamos, donde estaba y nos alejamos de él sin dejar de mirarlo.

Seguía solamente un pasillo, angosto, no quedaba otra opción que seguiir por él.
y la emoción era más fuerte, como obligados a un camino que nunca hubieramos elegido fuimos pasando y pasando y pasando.
No recuerdo cuánto tiempo estuvimos recorriéndolo.
Quizás no fué tanto, pudo haber sido que con miedo todo está más lejos!
Y nos ibamos agarrando de las manos.
Quien nos hubiera visto, esto que no lo sepa nadie.
Afuera, antes de la casa, todos eramos fuertes y valientes o casi
sin sensaciones debiles, acá adentro era otra cosa.
Pasó volando cuando pudimos verlo, uno se había quedado.
No huyó con los demás, quizás acostumbrado al lugar.
Quizás sin animo de conocer lo distinto y acomodado a lo conocido, pobre!
Algo se movió, no;  está quieto, no; está desapareciendo, no se quiere dejar ver eso parece, pero está ahí.
Lo ven? pueden verlo?, estaremos alucinando?, el lugar es húmedo, no tenemos abrigo, y hace frío.
Pero qué era?, desapareció?

Llegamos, a dónde?. el pasillo de repente sin notarlo desapareció,
solo frente a nosotros esa puerta.
Invita insistentemente a que pasemos por ella, obviamente dudamos y buscamos
otra alternativa.
Debe haberla, no será bueno entrar donde las puertas ya están abiertas casi gratuitamente sin dejarnos margen para elegir. No , no deberíamos entrar.

Capítulo 2_ Dónde están los otros?
Luego de estar observándonos un rato sin animarnos a confesar el miedo que sentíamos e intentándo mostrar un coraje que ninguno sabía tener fué que dimos el primer paso.
Sí, entramos como si fuera la cosa más normal del mundo, sin imaginar lo que nos estaba esperando.
Un viejo libro estaba sobre la mesa,
alguien había dejado UNA ROSA;quién
pudo estar ahí y dejar aquella rosa, no
en absoluto un lugar donde nadie hubiera podido creer que el amor hubiese pasado por allí.
Todos quisimos imaginar alguna bella mujer
fué la destinataria de esa  rosa, ya marchita.
Algun viejo amor que no fué.
Cada uno empezó a tejer su propia historia, lo cierto que el libro era para nosotros inmaculado, nadie lo iba a tocar...
Nadie tenía derecho de invadir con nuestras manos aquello.
Otra puerta, si otra puerta que jamás habíamos notado estaba allí, pero un momento; esta no estaba cerrada, cuando volteamos para observarla...
 Algo vivo intentaba casi con miedo salir de allí.
Un sudor frío nos invadió a todos, paralizados solo atinamos a permanecer donde estabamos solo
observando...
La casa no estaba abandonada.
La casa no estaba sola.
La casa era como nos
habían dicho.
Los grandes habían tenido razón? Qué hacíamos allí?.
Sin que me diera cuenta noté que los otros ya no estaban conmigo.
Dónde se habían ido? y por qué? 
Busqué con qué iluminar algo de lo poco que se dejaba ver, creo que tambien busque por ahí algo del coraje que aún era capaz de sentir en mi interior, 
muy poco por cierto.
No estaban, esto si era real, no estaban ni parecían estar cerca, o por allí, nunca mi propia sombra, esa que a veces ni conocemos me había dado tanto miedo! 
Y no quise ver, y solté o apoyé la lámpara en algún lado, 
la verdad no quería ver; y es que algo gemía 
muy cerca de mi.
Yo no me movía, eso seguía emitiendo un ruido aterrador pero lastimoso a la vez...
Y no me quedó otra que tener que abrir mis ojos, igualmente no iba a dejar de llorar, así que era mejor apurar lo que fuere que sea; y era.
Muy pequeñita, como incapaz de producir ella misma ese sonido aterrador, pero allí estaba, mirándome, asustada tambien, quizás de mi.
Cuánto tiempo habrá estado sin salir, si es que pertenecía a la casa. Intenté con mi voz temblorosa, para que negarlo, preguntarle qué hacía en ese lugar, creo haberle entendido que cuidaba a su madre, quien dormía hace mucho en la habitación contigua.
Estarán adivinándo que me llevó a ese lugar, 
donde hubiese sido preferible jamás haber entrado, y si tendida en una cama yacía su madre, cómo explicarle que no dormía? ustedes lo hubiesen hecho?...
Cuando le indiqué que era mejor dejarle que siga durmiendo y salieramos de la habitación...
solo atinó a estirerme sus brazos, pero no era ya la niña que yo había visto, era el rostro de quien no quiere descubrir una verdad que le aterra.
Y no era nueva esa sensación en mí, como no lo es para quien
haya tenido que pasar cosas desagradables en su vida, 
esos momentos en que no alcanzan nuestras dos manos para taparnos de la realidad.
La empujé para quitarla de mi vista, no quería eso otra vez en mi vida, como quien empujando hacia un costado lograra librarse de algo, de nada.
No sé si quedó llorando pero me fuí.
La lámpara apareció de vuelta 
menos mal, pude tomarla 
y fuí a buscar a los otros.
Dónde estaban?
Por qué no lograba escuchar 
el más mínimo sonido que pudiera provenir de ellos?
Habrían huído?
Por qué yo no pude hacerlo?
No. seguro están por detras de alguno de los pasillos, detrás de alguna de las paredes, detrás de alguno de los muros.
Alguien viene bajando las escaleras, no había visto que las hubiere, cómo puede ser, desde afuera la casa parece tener solo un piso?
Ya puedo lograr verla, pero quién es? no parece haber notado que estoy acá! mejor, saldré cuando se haya ido.
Un momento me esta hablando, hubiera jurado que no me había visto, me dice si no acompaño a los otros...
Me indicó la ventana por la que me asomé.
Esos serían sus otros.
Parece ser que llevaban a la mamá de aquella nena, dónde estaba la nena ahora?

Y dónde estaban mis otros? los que habían entrado conmigo?
                                                                              
Capítulo 3_Ella seguía allí
Mis amigos no aparecían , yo había comenzado a sudar frío, y podía percibir que ella, la madre de la niña seguía estando en la casa, por momentos intentaba  cerrar mis ojos deseando despertar en otro sitio, pero la imágen de la niñita me estaba enloqueciendo
Y si me la encontraba de nuevo?
Supongo que ninguna madre que se precie quiere dejar a su niñita sola,
supongo que la mamá necesitaba estar con ella así como su niña lo necesitaba 
aún más.
Y yo seguía sudando, mirando para todos los lados y sin encontrar a mis amigos!
Hasta que me habló, su vos era dulce y apenas perceptible,
  Aunque su rostro... hubiese preferido no haber jamás volteado para verla, y es que una nunca aprende a no mirar aquello que intuimos no querer ver.
Ahí pude oirlos, lejos muy lejos pero son ellos...
Qué te pasa? me preguntaban ellos a mí pero la verdad era mucho más preocupante el rostro que traían ellos, y ahí comenzó otra vez, el grito de la niña, una y otra vez nos ensordecía escucharle, Lucas no lo soportó,
nunca lo supimos  pero no toleró el grito, el miedo, el desamparo o la duda de que pudiera alguna vez salir de allí, no, no lo resistió, su cuerpo cayó de a poco como quien lucha para no morir pero...el miedo lo llevó.
En una complicidad aterradora y sin razón, nos pusimos de acuerdo que siempre ibamos a decir que él se había marchado de la casa, a nadie le importaba
tener que saber que murió, murio de miedo!
                                
Capítulo 4_Quién es...?
Pero era una calma inquietante, como si la quietud que todos ansiábamos era ,más aterradora aún que nuestros corazones latiendo frente al miedo mismo. 
Una ventana, solo la ventana
del altillo lograba comunicarme con el afuera, y el mar ese mar inmenso y oscuro me atraía, qué poca cosa me sentía al saberne tan grágil frente a lo desconocido, no era una sensación nueva, lo fué de siempre.
Siempre me imaginé cómo hubiese sido mi vida si hubiera tenido más valor, más coraje, pero nunca lo tuve aunque todos me veían como la más segura del grupo.
Quizás algun día debería contar aquello, si algun día ya que ellos confíaban en mi, se los debo, ellos si pueden saberlo.
Otra vez....ese ruido infernal, ese llanto que no cesa, no parace humano pero lo es,
y es que cuando el dolor es demasiado fuerte, volvemos a ser como animales. como criaturas irrascibles, todos alguna vez lo fuimos
nunca una simple perilla de luz me inquietó tanto, nunca dudé tanto, y frente a no saber si quería ver lo que en la habitación estaba dudé, temblé al encenderla, supongo que sabía o conocía lo que ahí me esperaba...
Era la niña, quizás no tan niña, o yo había querido verla más niña aún de lo que realmente era?.Seguramente cuando son más pequeños causan mayor sensación de querer contenerlos, pero la verdad era que no era tan...niña, ahora que el miedo se había hecho a un costado la observé con más detenimiento, era una adolescente, pero qué había hecho? debería preguntarle? creo que jamás noto que yo había entrado a la habitación. Y lloraba, pero lloraba la niña, esa era su voz la de una niña, y es que cuando somos grandes el que llora sigue siendo nuestro niño interior.
Pude verla pero tambien sentí percibirla en lo más profundo, creí adivinar los acontecimientos, imaginé que me diría que ella la asesinó, pero por qué?
Y habló, me contó, solo que yo ya lo sabía lo había podido sentir y hasta imaginé el dolor de su madre que aún así sentía compasión por lo que su niña se había atrevido a realizar.
Pero por qué? porqué la mató? seguramente ni ella lo sabría con claridad, simplemente la mató
Y...ahora por qué a mí?
si yo la escuché, intenté meterme en su propio dolor.
Dicen que hay que ponerse en el lugar del otro, pero eso es imposible jamás se puede, solo atinamos a imaginar y bien lejos quedamos del verdadero dolor del otro.
Pero por qué a mi?
Yo qué le hice? Tanto odio?
sería odio?
Me quedé esperándo a que concrete, ni quise defenderme ni protegerme,
noté que ella tambien había logrado penetrar en mis secretos, era eso, ella sabía! las dos habíamos logrado comunicarnos de una forma desconocida, o que no aplicamos, y acá si bastó las miradas, es cierto, a veces con mirar basta.
  
Capítulo 5_A veces hay que cerrar la puerta
 A veces sabemos que es mejor cerrar la puerta y olvidar lo que dejamos atrás, aunque sea vale intentarlo, aunque las imágenes de lo vivido permanezceran en nuestras retinas pero hay que hacer el esfuerzo, hay que obligarse a cerrar, cerrar y no voltear ni tan siquiera para ver de reojo                                                                
La mente nos juega malas pasadas, las cosas no siempre son como las creeemos ver, o peor aún vemos lo que desamos ver.
Qué fué cierto y que no, nos lo preguntaremos siempre, quizás nunca existió la casa , quizás nunca entramos realmente en ella.
Pero las voces las habíamos oido todos, si estaba y seguía allí.
Una niña, una niña aparentemente desamparada, pero no era tal. Dicen que a veces el peor de los males se disfraza de inocencia...seguro era eso.
Nadie había visto antes, como siempre es de esperar en este tipo de casa, el cementerio que estaba al lado de la casa, quizas ni era un cementerio pero alguien colocó alli una cruz, vieja muy vieja como si hubiera estado allí desde los comienzos del mundo, inamovible profundamente atrapante, pero no invitaba al miedo más bien a la contemplación de la misma, no, no era miedo era piedad, alguien que esperó por siempre ser visitado, como esperando a algunos de nosotros.
La niña del llanto estaba por ahí pero más tranquila , casi disfrutando de la noche y adivinando que la estabamos observando.
Creímos ver que sostenía una vela en sus frágiles manos hasta que...
...al arrimarnos las manos no eran las mismas, no eran las manitas de la niña aterrada e insegura...
eran las manos mismas de quien parece haberlo tocado todo, lo bueno y lo malo, manos que acariciaron pero que tambien fueron capaces de matar.

Manos terribles que invitaban a lo que nadie quiere.
Manos que llamaban a ir 

donde nadie se atrevería.
Manos cansadas, manos brujas que han conocido el mal.

Seguro no ibamos a atender ese sugestivo llamado, no eramos tan valientes, y seguramente aunque inconfesable,
todos estabamos aterrados.
Teníamos la fuerte esperanza que ella volviera a la casa;
desabamos con todas nuestras fuerzas que una vez que hubiera entrado, cerraríamos para no dejarla salir nunca más.

Otra vez, la imágen de quien creímos su madre muerta, que parecía pedirnos que le dejemos ir, que era solo una niña.
Quizo detenernos, no le hicimos caso, despues de todo porque creele a una madre cuya propia hijitala  había asesinado?

Por qué era tanto el odio que había logrado engendrar en aquella criatura?
Por qué motivos uno puede llegar a matar a quien nos dió la vida?
No, no era para creerle nada de lo que intentaría hacer con nosotros.

Nuestras miradas se buscaban cada vez con más preguntas y con más miedos.
Cada vez nos ibamos descubriendo más vulnerables.
De niños recordabamos haber sentido terror por los relatos de nuestros mayores, pero eran simples miedos al cuco, jamás visto, al fantasma del que nunca tuvimos acto de presencia pero...
esta vez si estabamos viendo, sintiendo y presenciando unm mundo desconocido, tantas veces contado por otros, tantas veces descreído y burlado.
Lo cierto era que todo esto era real, estaba sucediendo, y debía serlo ya que todos veíamos lo mismo, sentíamos lo mismo, esta vez todos eramos testigo, nadie nos contaba nada.
La niña parece ser encontró algo, ese algo la entretuvo por bastante tiempo.

Nosotros tambien ya habíamos visto aquel objeto y tambien nos había deslumbrado y a ella tambien.

En algún punto lo bueno y lo malo se conmueven
frente a lo desconocido.
Hacía mucho frío fuera de la casa y algo imposible de creer fué que por momentos añoramos estar otra vez dentro.
No se si por el frío que era extremo, pero
parecía que dentro de la casa ibamos a estar más protegidos.
Despacio para que ella no lo note, logramos volver a entrar. Esta vez cerramos la puerta.

Capítulo 6_Culpable: La luna
Y la luna permitía con su luz que pudieramos ver, apenas las paredes de la casa, 
parecía que nunca antes habíamos entrado en ella, 
parecía distinta, parecía otra casa.
...Cuántas veces frente a lo mismo 
creemos que es otra cosa?...cuántas veces creemos 
que no va a ser igual, pretendiendo convencernos 
que está vez será distinto?...
Tonta ilusión!
La sombra de los árboles penetraban por la ventana.
La luna era azul, su luz era azul, la habitación estaba azul.
Un azul que no quería revelar algo, un color azul que disfrazaba las cosas, ya que las cosas que allí estaban no eran azules, yo las veía así.
Me animé a asomarme por la ventana, sabía que la luna me estaba mintiendo.
Ella se escondía detrás de las nubes que se corrían para dejarla al descubierto.
La luna mentía, la luz que pretendía mostrar
no era suya, 
ella estaba triste y oscura.
quizás queriendo aparentar una belleza 
que tuvo en otros días.
Yo la comprendí, me sentí identificada, muchas veces me obligé a mostrar un brillo aparente, pobre yo y pobre la luna!
Entró a la habitación, no se cómo lo hizo
pero allí estaba otra vez.
No logró atemorizarme, no.
Tampoco logró conmoverme, creo que era todo una mentira, la niña pobre no era tal;
pero tampoco la juzgaría, 
Ahí estaba pretendiendo otra vez comunicarse conmigo.
Esta vez no quise, no se lo permití, yo quería esta vez saber la verdad.
Como toda criatura intentó llamar la atención
jugando un juego perverso,
intentando mostrar que estaba acostumbrada al dolor
que el dolor no la penetraba ya.
Hice de cuenta que no la ví.
La luna tuvo que mostrar la verdad, 
había comenzado a llover
no ocultó más su tristeza y estaba bien.

Cada cosa empezó a mostrarse como era.
La noche era horrible,
la luna era gris,
la niña era perversa 
y yo? y nosotros?.....

Seríamos como creímos siempre que eramos?
Nos habremos mostrado tal como eramos?
Quizás no,
quizás nunca lo hicimos,
quizás no sabemos como somos.
Afuera parecía estar la verdad, no en la casa.
afuera la realidad podía atraparnos,
Es afuera donde nos ven como somos.
Quizás es el motivo que hace que adentro nos sintamos más ...seguros?
Aunque la luna con su mentirosa luz azul
nos devolvió una imagen
que nunca habíamos visto.

Había otra realidad paralela a cada uno 
de nosotros que pujaba por mostrarse.
No eramos los únicos, habían otros,
o eran nuestros verdaderos "yo", que querían asomar.
 Ahí podían hacerlo,
ahí se sentían más seguros.
De no ser por esa luna!
La luna es culpable de nuestros sueños y de nuestras fantasías, ella nos convence que todo es posible,
ella nos anima muchas veces a dejarnos desnudar aún cuando no lo queremos.
Es culpa de la luna, que deja ver...a medias!
                                                                                                  
Capítulo 7 : Cuánto dormí ?
 Cuánto dormí? No creo haberlo hecho pero mis amigos dicen que así estuve, como en estado de coma profundo casi dos semanas.
Por qué no lo recuerdo?
No creo haber dormido, todo me parece que fué reciente aunque las cosas no están igual.
Si es cierto que pareciera haberme perdido de algo.
Solo sé que hoy desperté llorando y mucho aunque no se la causa.
Seguimos dentro de la casa. Hace más frío del que recuerdo.
Afuera está lloviendo, pero no hay rayos ni truenos, es una lluvia agradable, si algo puede resultar agradable ahí dentro.
 
Se oyen aleteos. Ya sabemos son ellos.
Pobres murciélagos que le temen a la lluvia.
Casi tan asustados como nosotros, buscan refugio tambien dentro de la casa. Parece inevitable la casa nos protege y nos llena de miedo; muchas veces elegimos quedarnos en el miedo porque lo conocemos, es por eso, nos es familiar.
Los murcielagos calmados ya se durmieron. 
Otra vez el silencio, el peor de los silencios, el que deja escuchar las voces que menos queremos oír; la de nuestras propias almas.
trato de recordar, quiero recordar si estuve dormida realmente. Por cuánto tiempo?
Cuántas veces uno se duerme en la vida y luego queda la sensación de no haber vivido ciertas cosas, y cuando nos las cuentan si las recordamos pero como quien pasó de largo, sin detenerse, sin haberlo vivido realmente?
Qué habré soñado?
Recuerdo de chica tener un sueño recurrente; no se bien había luna llena, estrellas en todo el firmamento pero yo no era yo, tenía alas, quizás las misma de los cuentos de hadas que oía de niña cuando mamá se sentaba al borde de mi cama, quizás eran esas alas.
Pero en aquel sueño no era una hada feliz, había un dolor, profundo, si era eso!
Nunca soñé en colores, si una sola vez, una pesadilla alguien con una máscara, era carnaval y en casa los grandes se disfrazaban.
Una máscara me asustaba mucho, era desagradable.
Nunca supe quién la llevaba puesta, seguro algunos de mis tíos, solo recuerdo la máscara...
No, recuerdo más ahora, creo, le reconocía las manos al que llevaba la máscara. Eran manos grandes muy grandes.

Siiii... ahora recuerdo, nunca me gustó el color celeste, y siempre me alejé de quien vistiera de ese color, siempre me dió desconfianza.
Tambien recuerdo esas manos.
Alguna vez sentí esas manos, cuando no quería.
Es eso, ahora lo puedo entender, aunque no estoy segura, no sé.
Oigo pasos, aunque los demás duermen, alguien anda por el piso de arriba, esta vez no tendré miedo.
No quiero soñar más, guardaré mis miedos, saldré a ver, esta vez voy a enfrentarlo.
No se bien qué estoy haciendo, no se bien qué espero ver, o qué espero encontrar, porque será en esta casa que nada tiene que ver conmigo?
-Sebastián sos vos? dejate de joder.
ya está no es gracioso!
Estoy soñando, Sebastián no podía ser, hace años no lo veíamos y no lo habíamos invitado, nunca pudo saber que estaríamos allí.
-Sebastián cómo supiste que vendríamos?
Siempre habíamos hablado de ir algún día a la casa y él era el primero en oponerse, entonces él jamás hubiese venido.Era de los chicos temerosos, siempre se volvía a casa antes de oscurecer.
-Sebastian? ...Sebastian?...
-Che qué te pasa? despertaste a todos, por qué llamás a Sebastian? qué te pasa?...
-No nada; creí verlo.
Había cesado la lluvia. La luna era hermosa, siempre nos invitaba a verla a traves de las ventanas de la vieja casa.
-Por qué llamabas a Sebastian?
-No se, creí verlo, 

...estoy segura que era él.
-No puede ser.
-No quiero asegurarlo, pero se que no estaba dormida, era él.
-Ja, ja! hace dos semanas que no despertás, no sabemos qué tomaste pero creenos que te dormiste una larga siesta amiga.
-No les creo me están jodiendo, por qué no la terminan con eso.
Otra vez, el grito. 
Solo que esta vez no era el fantasma de la niña.
Aunque tampoco sonaba como el grito de un adulto.
Allí estaba pasó por delante de nosotros sin habernos visto, corría detrás de su propio grito.
Una mujer, parecía desesperada y loca, pero no era un fantasma, desde algún lugar siempre supimos que estaba en la casa. Ella tambien sabía de nuestra presencia pero no parecñia importarle demasiado.
 Cuando creí que se había ido quien sabe dónde volteó para mirarme a los ojos, a mi, solo a mi para decirme:-NO LES CREAS...
-La oyeron? escucharon?.
-Qué? A quién? estás loca, no hay nadie....

Último  capítulo:  
"No eramos nosotros... "
Y cayó la noche, parece extraño pero siempre pareció ser de noche, la noche llegaba enseguida y el día parecía transcurrir más rápido de lo normal.
Por qué siempre las noches son...tan largas?
Los gatos disfrutan de las noches, ellos se mueven en ella como si jamás existiera la luz del día. Andan sigilosos con soberbía como de quién sabe de memoria el camino por el que transita.
Nosotros tememos a la noche, nos atrae pero no nos permite ver y eso nos paraliza. Los gatos no temen al igual que los murciélagos se sienten seguros, seguridad de la que los humanos carecemos, quizás porque nos han llenado de miedos, a la oscuridad, a lo desconocido, a la vida misma y la vida es también momentos oscuros donde nada se ve claramente quizás porque es mejor así.

         



















Y a veces la noche y aún más lo desconocido es lo que más nos atrae, como lo fué la casa; casa que un día nos atrevimos a invadir sin pensarlo mucho, sin pedir permiso siquiera a nadie porque creímos que no era de nadie.
Pero jamás ninguna casa por abandonada que parezca resulta ser que no es de nadie, siempre es de alguien, aunque no se los vea.
                                Por lo que pudimos descubrir la casa era de por lo menos tres mujeres, nunca nos pusimos de acuerdo ya que algunos solo dijeron haber visto a dos de las criaturas, o que dos de ellas eran la misma persona en distintas etapas de su vida.
Yo soy la que menos segura estoy de nada de lo que sucedía allí adentro.
Quizás un poco poeque en ocasiones me vi yo misma en muchas de las situaciones que lograba percibir.
Era la historia de ellas? era mi historia?
A veces tengo la sensación de que todas las personas sufrimos por lo mismo, como si la humanidad toda fuese una gran proseción de gente en desgracia, de criaturas que han sufrido algún desamor, algún abandono, alguna partida, que lamentablemente para los más, esto se convierte en algún sentimiento de odio, rencor, angustia aunque casi siempre logramos salirnos con la nuestra: 
disfrazar esa imágen de nuestra propia persona, que nadie lo sepa, que nadie lo note, que nadie se de cuenta que dentro escondemos siempre la más temible de las criaturas; la que no se sintió querida.
Y la casa era eso.
Una casa donde cada uno era lo que era.
Nadie pretendía ni se molestaba en mostrar otra cosa, cada una de ellas y hasta nosotros mismos encontramos dentro del mismo miedo la libertad para poder ser como realmente queríamos ser.
Queríamos irnos lo antes posible del lugar. Que cosa extraña el único lugar donde fuimos quienes quisimos, nos producía rechazo, no queríamos esa libertad de poder ser nosotros mismos,
elegíamos una vez más fingir, parecer, otras personas en el mundo "real"? donde eso está permitido, donde nadie es lo que muestra, ridículo pero elegíamos eso, necesitabamos elegir eso.
Sabíamos que al abandonar la casa nunca más ibamos a volver, y quién querría volver donde se sintió descubierto?

Supongo que la casa no era así, pero así contaremos que era, para darle algo más tenebroso a la historia aunque...qué podría ser más tenebroso que contar quienes descubrimos que eramos nosotros mismos?

Aún así nadie lo creería, siempre pensaron de nosotros que...
somos "buenos", para qué convencerlos de otra cosa. Obviamente que uno de nosotros no volvería y no sabíamos bien qué ibamos a decir.

Juan tomó las llaves del auto y luego de mirarnos como esperando que algunas de las criaturas volviera a aparecer decidimos irnos, era hora de dejar el lugar, estabamos distintos, no nos reconocíamos, supongo que habíamos crecido en esos días, supongo que ibamos a saber guardar un secreto, ya no eramos los chicos que entramos aquel día.
Antes de subir al auto me invadió una sensación de tristeza por aquella niña, por mi también y tomé una rosa que no supe nunca dónde dejarle.
Y es que yo la entendía más que nadie, a ustedes puedo decírselos, yo también hubiera matado a mi madre.    
  *  FIN *
de brujaMar, 10 de diciembre de 2010
al salir de la casa.










despues de todo...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...